El caparazón es tan duro que parece echo de cemento. Pero las garras del pangolín son aún más fuertes. Con ellas excava y se abre camino hasta las guaridas más profundas de los insectos. Cuando la abertura, finalmente, es suficientemente ancha, introduce en ella su lengua, fina y viscosa, de 30 centímetros de largo. En cada lamida, el pangolín puede engullir decenas de térmites ( sin masticar, porque no tiene dientes). Come rápidamente, porque todavía tendrá que obtener muchos más térmites u hormigas durante el transcurso de la noche. Pero no es solamente en las selvas y en las montañas donde hay térmites y hormigas. Por eso, el pangolín vive en una vasta región de ambientes muy variados: llanuras, sabanas, desierto, montañas, desde el sur del Sahara hasta Asia meridional, e inclusive se lo halla en islas. Cuando es atacado, el pangolín no huye ni lucha, como lo hacen la mayoría de los animales. Su defensa es pasiva: se enrosca por completo y permanece así hasta que pasa el peligro. En esa posición queda protegido por su coraza de placas insertadas(esto es, dispuestas como "tejas" cada una parcialmente superpuesta a la otra). Estas placas son duras como cueros. Solitario y pequeño mide como promedio, 1,30 metros, incluyendo la cola; la coraza es su principal defensa, el hombre lo caza justamente para despojarlo de ella y de su carne
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